Una cadena del frío eficiente es imprescindible para mantener la eficacia de las vacunas desde la producción hasta la administración
Hoy, más que nunca, la logística de frío tiene un propósito fundamental para nuestra sociedad: llevar las vacunas del COVID-19 a sus lugares de destino en perfectas condiciones. Para ello, es esencial mantener la cadena de frío en todo el proceso de transporte, conservación, manipulación y almacenamiento.
Las vacunas son uno de los productos farmacéuticos más sensibles a los cambios de temperatura, por lo que es muy importante conservar la cadena de frío y de esta manera prevenir cualquier riesgo que sea evitable y que podría generar un efecto nocivo en la salud de las personas a las que se les administre. Igualmente, no podemos dejar de poner el foco en las pérdidas económicas, inversiones y el desprestigio que podría ocasionar al laboratorio responsable.
Todas las vacunas, además de la del COVID-19, suelen requerir de una temperatura adecuada para asegurar su efectividad. En general, la temperatura óptima de las vacunas en España está entre los 2 ºC a los 8 ºC. Este rango es el que se necesita para asegurar la durabilidad y efectividad al 100% de cualquier vacunación.
Una vez se rompe la cadena de frío, la capacidad inmunizante es desciende de forma acumulativa, irreversible y se incrementa con el tiempo de exposición. Por eso es tan importante, pues un mínimo fallo puede implicar la pérdida de estos valiosos recursos sanitarios.
Debido a su importancia, la industria de la cadena de frío ha crecido a una tasa anual de más del 7% a nivel mundial durante 2020, con un valor de 234,49 mil millones en ese último año. Su crecimiento y desarrollo hoy, parece imparable.
La cadena de frío, crucial para el buen desempeño de las vacunas
La cadena de frío, es un proceso organizado de distribución, transporte, manipulación, conservación y almacenamiento que deben garantizar la efectividad de las vacunas desde que salen del laboratorio hasta que se administran a los pacientes. La logística de frío, por tanto, es una compleja red que requiere de una gran coordinación para que funcione.
Las partes de esta red son:
- Los recursos o equipamientos materiales:
– Cadena móvil: vehículos frigoríficos, cajas isotérmicas, neveras portátiles, portavacunas, acumuladores de frío (ice-packs) y controladores de temperatura.
– Cadena fija: cámaras frigoríficas, congeladores y frigoríficos.
- Los recursos humanos: son todos aquellos, tanto sanitarios como no sanitarios, que intervienen en el proceso de la cadena del frío.
¿Y si se perdiera la cadena del frío? Consecuencias en las vacunas
Podríamos llegar a poner en riesgo la validez del producto:
Cuando las vacunas no se almacenan a la temperatura a la que deberían, el cronómetro se activa para su vida útil y un minuto arriba o abajo puede marcar el futuro del producto . Es importante tener en cuenta que una irregularidad de la temperatura genera un efecto directo en la vacuna y en su vida útil.
Una inversión mal aprovechada y un producto que ya no vale
No mantener las vacunas a la temperatura adecuada es un riesgo que puede suponer la pérdida del producto y la inversión realizada en su adquisición. En concreto, se desperdicia del 1% al 5% de las vacunas por errores como interrumpir la cadena del frío.
Así lo confirman los datos arrojados por algunos informes americanos, en los que también se incide en que se han llegado a ocasionar pérdidas de hasta 31 millones de dólares por errores de este calibre.
La vida y la salud de otros está en juego
De la fiabilidad y efectividad de la vacuna depende la salud de personas . Por lo que mantener una logística en perfectas condiciones es una responsabilidad del distribuidor y de todas las partes implicadas desde la producción hasta la administración.
Una investigación en balde
La temperatura es el mejor aliado para la conservación de los principios activos y otros elementos que componen una vacuna. La única forma de proteger la degradación de su fórmula es que se almacene y distribuya en perfectas condiciones . De lo contrario, dicha fórmula (con la investigación y ejecución que conlleva) se vería gravemente menoscabada.
El almacenaje es clave, pero ¿cómo transportamos una vacuna?
El transporte de la mercancía a temperatura controlada es una de las etapas más delicadas y para evitar que la efectividad de la vacunación se resienta, existen una serie de requisitos que deben cumplirse bajo cualquier circunstancia.
Entre otros, cabe destacar:
- Que las normas del laboratorio fabricante sean cumplidas y respetadas hasta el más mínimo detalle.
- Que los contenedores o cubetas en los que se va a realizar dicho transporte, garanticen la temperatura de forma estable y continua durante todo el trayecto. Es esencial su conservación de origen a destino.
- La trazabilidad también ocurre de extremo a extremo y debe ser cumplida. Será imprescindible dejar registrados de forma tradicional (en papel) o digitalmente los datos principales del envío: fecha de caducidad y lotes, fecha de salida, lugar de destino, cantidad de dosis, tipo de vacunas y presentación.
Indicadores de temperatura y su función en un proceso tan crítico
En el proceso logístico de frío es fundamental el uso de controladores de temperatura. Su principal característica será comprobar el funcionamiento correcto de las cadenas móvil y fija.
Existen diferentes tipos de indicadores que nos servirán como aliados a lo largo de todo el proceso:
Indicador para acumuladores de frío
Los indicadores para los acumuladores de frío son de lo más sencillo. Simplemente se trata de una etiqueta adhesiva que se pega al acumulador (que tiene que estar descongelado) y cuando esta entra en contacto, garantiza que no se ha llegado a congelar.

Aquellos que marcan el umbral crítico de temperatura
Posiblemente estemos ante uno de los indicadores/controladores más determinantes. Su función es la de alertar o advertir cuando la vacuna en cuestión se ha sometido a una alteración de la temperatura. Si durante el trayecto ha subido la temperatura, este indicador nos lo comunicará cambiando de color.
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