Hospitales, centros de salud, clínicas y laboratorios generan diariamente una gran cantidad de desechos. Por su composición, estos residuos precisan de una gestión específica para garantizar la seguridad del personal sanitario y de las personas que, por un motivo u otro, puedan entrar en contacto con ellos. Pero empecemos por el principio.
¿Qué es un residuo sanitario?
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico define los desechos sanitarios como “todos los residuos, cualquiera que sea su estado, generados en centros sanitarios y veterinarios, incluidos los envases y residuos de envases que los contengan o los hayan contenido”. Partiendo de esta definición, estos residuos se pueden clasificar en distintas categorías.
Tipos de residuos sanitarios
Una mala gestión de los residuos sanitarios puede conducir a un riesgo en la salud y el medio ambiente, por lo que es importante diferenciar los residuos, clasificarlos y manejarlos en base a esta clasificación. En la actividad sanitaria se distinguen principalmente cuatro tipos de desechos:
Residuos sanitarios asimilables a residuos municipales o de tipo I
Son aquellos que no requieren medidas especiales para su gestión. Incluyen aquellos que no sean derivados directamente de actividades sanitarias, como material de oficina, cafeterías, comedores, jardinería…
Residuos sanitarios no específicos o de tipo II
Son aquellos no considerados peligrosos y que, por lo tanto, no requieren de medidas de prevención especiales en su manipulación y tratamiento. Los componen vendas, gasas y material de curas, guantes, yesos, etc.
Residuos sanitarios específicos de riesgo o de tipo III
Son residuos cuya recogida, manipulación, transporte, almacenamiento, tratamiento y eliminación requieren de medidas y requisitos especiales para la prevención de riesgos en la salud pública. Se pueden clasificar en:
Residuos sanitarios infecciosos
aquellos capaces de transmitir enfermedades infecciosas como el cólera, meningitis, encefalitis, hepatitis vírica, ántrax, lepra, rabia, sida, etc.
Residuos anatómicos
Restos anatómicos y órganos humanos reconocidos como tal.
Sangre y hemoderivados en forma líquida
Recipientes y fluidos (siempre en forma líquida) que contengan sangre o hemoderivados, u otros líquidos biológicos que puedan transmitir alguna de las enfermedades infecciosas ya mencionadas.
Material cortante o punzante
cualquier objeto utilizado en la actividad sanitaria, independientemente de su origen, que sea cortante o punzante. Por ejemplo, agujas, hojas de bisturí, pipetas, tubos de vidrio, etc.
Vacunas
Tanto vacunas vivas como atenuadas, así como sus envases.
Residuos tipificados en normativas singulares o de tipo IV
Aquellos cuya gestión está sujeta a medidas especiales desde el punto de vista higiénico y medioambiental. Se incluyen:
Residuos citotóxicos o citostáticos
Restos de medicamentos antineoplásicos (contra células tumorales), y todo el material que haya estado en contacto con ellos.
Otros residuos químicos
Aquellos contaminados con productos químicos (peligrosos o no peligrosos) que los convierten en residuos industriales. Se incluyen pilas, disolventes, medicamentos, reactivos químicos, lubricantes, etc.
Residuos anatómicos humanos con entidad
Cadáveres y restos humanos procedentes de operaciones o abortos. Su gestión está regulada por el Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria.
Residuos radioactivos
Aquellos contaminados con material radioactivo o materias sólidas o líquidas radioactivas por sí mismas. Su tratamiento y eliminación es facultad exclusiva de ENRESA (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, S.A.).
Gestión de los residuos sanitarios
La gestión hace referencia a todas aquellas actuaciones que tienen como objetivo la correcta eliminación de los residuos generados en la actividad sanitaria. Distinguimos dos tipos:
Gestión interna de los desechos sanitarios
La gestión interna (intracentro) es la que se lleva a cabo en el centro productor de los residuos (hospitales, clínicas, centros de salud). Comprende una serie de tareas que se pueden englobar en transporte intracentro, almacenamiento y entrega de los residuos a un gestor autorizado (momento en el que comenzaría la gestión externa).
El transporte intracentro se refiere al traslado de los desechos desde las distintas zonas de la institución sanitaria a un almacén de residuos. Los restos se guardan en contenedores, y es importante que durante el transporte no se coloquen unos encima de otros, para evitar roturas o daños. Además, estos contenedores deben estar homologados y contar con la tecnología necesaria para que el transporte de los residuos se haga de manera segura y fiable.
También debe garantizarse que los circuitos de traslado sean cerrados, que los residuos estén debidamente identificados, clasificados y separados por tipos y que se desinfecten y limpien las zonas y elementos que hayan tenido contacto con los contenedores de residuos después de que haya finalizado el transporte intracentro.
El almacenamiento de los residuos dentro de los centros sanitarios se puede realizar durante un máximo de 72 horas (o una semana si el espacio habilitado cuenta con un sistema de refrigeración por debajo de los 4ºC). Además, el almacén de residuos debe estar bien ventilado, iluminado adecuadamente, ser de fácil acceso, contar con acceso restringido para el personal no autorizado y garantizar las condiciones que faciliten su desinfección y limpieza diarias.
Gestión externa de los residuos sanitarios
La gestión externa es la parte relativa a la recogida y traslado de los residuos a centros especializados en su tratamiento y eliminación. En esta fase es necesario que los gestores autorizados garanticen la eficiencia del traslado, que se planifiquen las rutas de recogida y transporte, que los vehículos sean adecuados y cuenten con sistemas de temperatura controlada o termógrafos, en caso de que sea necesario.
De esta forma, la tecnología adquiere un papel destacado, ya que permite optimizar todas las fases que intervienen en la gestión externa de los residuos. Además, gracias a softwares especializados se puede asegurar la trazabilidad de los traslados, consiguiendo un seguimiento y control en tiempo real.
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