España lleva años ostentando un récord del que, como país, puede sentirse muy orgulloso. Y es que, desde hace 29 años, ocupa el primer puesto en el ranking internacional de trasplantes de donante fallecido. Según la Organización Nacional de Trasplantes, en 2020 se realizaron en nuestro país 4.425 trasplantes de órganos, y todo ello a pesar de las dificultades que se atravesaron debido a la crisis sanitaria del coronavirus.
Trasplantes de órganos durante el covid-19
Y es que, según la Secretaria de Estado de Sanidad, durante la primera ola de la COVID-19 se produjo un descenso en esta actividad a causa de la saturación del sistema sanitario y la preocupación por el impacto que la enfermedad podría tener en los receptores de un trasplante.
Aún así, las medidas que tomó el Sistema de Trasplantes permitió que el programa se recuperara poco a poco, y el ritmo de donaciones y trasplantes en la última mitad del año se aproximó mucho al que se registró durante los mismos meses el año anterior.
De esta forma, España cerró el año con una tasa de 37,4 donantes por millón de población, demostrando una vez más la solidaridad de su población en este aspecto, incluso en momentos tan desfavorables.
Sin embargo, a la solidaridad de los donantes se suma otro ingrediente fundamental que hace que España sea líder mundial: su cadena logística del trasplante. Y es que la logística juega, efectivamente, un papel fundamental en este terreno, ya que para que se realicen con éxito tantos trasplantes es indispensable contar con los medios que permitan conservar y trasladar los órganos, tejidos y muestras biológicas en perfecto estado y en el menor tiempo posible.
Y en ese aspecto nuestro país ha demostrado durante la crisis del coronavirus tener un modelo de trabajo muy estructurado y preparado que ha permitido sacar adelante este importante trabajo a pesar de todas las dificultades. Porque, efectivamente, las restricciones de movilidad y la falta de vuelos programados han dificultado, y mucho, la labor.
Uno de cada cinco órganos se traslada normalmente por vía aérea, según el Mercantil, sobre todo cuando deben recorrer distancias de más de 200 kilómetros. Y es que todo el proceso del trasplante está condicionado por el denominado tiempo de isquemia, es decir, el intervalo de tiempo en que un órgano puede preservarse de forma artificial fuera del cuerpo, sin riego sanguíneo. Por lo que la urgencia del transporte y la buena coordinación es, en este caso, cuestión de vida o muerte.
La cadena logística del trasplante
La cadena logística de los trasplantes está planificada por la Organización Nacional de Trasplantes, que se asegura de que todo esté en orden. Para ello, lo primero es identificar perfectamente la localización del donante y el receptor, para poder organizar el traslado. No se trabaja de la misma forma con un donante local que esté en la misma ciudad que el paciente, que en los casos donde hay que recorrer largas distancias.
En casos locales, suelen ser los coordinadores de los propios hospitales los que organizan el desplazamiento en función de los acuerdo internos previstos. Sin embargo, si el hospital generador y el trasplantador están en ciudades diferentes, la intervención de la ONT es imprescindible. En distancias cortas, el traslado suele hacerse con automóviles o helicópteros sanitarios, dependiendo de factores como el tráfico, el horario o la climatología. Pero cuando se deben recorrer grandes distancias, el proceso se complica aún más.

En condiciones generales, las grandes distancias se realizan por vía aérea, por lo que el trabajo de la ONT comienza por conseguir aviones para mover estos órganos. En muchos casos se trata de aviones privados que se alquilan para esta labor, aunque muchas aerolíneas ofrecen también su flota de forma desinteresada y a veces se recurre incluso a aviones del Ejército.
Trasplante de órganos por tierra y aire
Por ello, el coordinador del trasplante debe decidir cuál es la opción más rápida y eficiente teniendo en cuenta los horarios disponibles para esos vuelos. En ellos se trasladan los órganos debidamente conservados hasta los distintos aeropuertos donde la colaboración del personal de tierra es también fundamental para trasladar las neveras en caso de vuelos con escala, o para su entrega directamente al equipo médico o de transporte que lo llevará hasta el lugar de la intervención. Así pues, se trata de una cadena perfectamente ensamblada, que trabaja de forma coordinada y a contrarreloj.
Ahora bien, cuando el transporte aéreo constituye un eslabón tan importante en esta cadena, es sencillo imaginarse cómo ha podido verse afectado por las restricciones y la escasez de dichos vuelos comerciales durante la pandemia. Y en este contexto ha jugado un papel esencial la preparación y rapidez de actuación de los trabajadores implicados en este proceso, que han tenido que adaptarse a la nueva situación y buscar alternativas.
En general, la mayoría de traslados durante esta época se ha hecho por carretera, en ambulancias y vehículos privados que en ocasiones han tenido que atravesar toda la Península de punta a punta, intentando que llegasen a tiempo el mayor número de órganos posibles. Aun así, las pérdidas han sido inevitables, pero mucho menores de lo que se podría suponer en estas circunstancias, lo que vuelve a poner de relieve la preparación de los profesionales de nuestro país.
Las claves del éxito en logística de trasplantes
Ahora bien, ¿cuáles son las condiciones imprescindibles que permiten garantizar los traslados de órganos y muestras biológicas? En primer lugar, es indispensable la formación y especialización de todo el personal que trabaja en el transporte . Si ellos no conocieran perfectamente los protocolos de actuación, nada de esto sería posible. Pero, además, es necesario optimizar al máximo los recursos, tener una coordinación máxima entre todos los centros médicos, hospitales y operadores logísticos implicados y proporcionar la máxima trazabilidad e información posible para que el envío del órgano esté siempre localizado y todos los profesionales puedan organizarse eficientemente.
Pero además hay que conocer todos los factores que afectan a la conservación del órgano para poder garantizar la viabilidad del trasplante. Y en este aspecto es fundamental también la monitorización y el mantenimiento de la temperatura.
La logística del frío en los trasplantes
Para garantizar la correcta preservación de las muestras biológicas, es imprescindible recurrir a equipos y sistemas que nos permitan garantizar que la temperatura es la ideal para no dañar el tejido. Una vez extraído, el órgano debe conservarse en perfecto estado hasta que llega el momento de la intervención.
Por lo general, los órganos se trasladan en cajas isotérmicas o neveras de camping convencional con hielo pilé, para garantizar su buen estado. No obstante, recientemente también han aparecido en el mercado neveras inteligentes, que son dispositivos mucho más sofisticados y seguros.

Todo debe estar perfectamente medido, ya que no todos los tejidos biológicos reaccionan igual a las temperaturas y al tiempo de exposición.Por ejemplo, los órganos toleran temperaturas excesivamente bajas peor que otras muestras, ya que están formados por muchas células distintas cuyas membranas están en contacto estrecho y todas ellas se congelan a distinto ritmo y con distintos resultados, hinchándose o encogiéndose, tirando unas de otras y pudiendo llegar a dañar todo su tejido.
Además, tampoco todos los órganos soportan la misma temperatura ni tienen el mismo tiempo de isquemia. En concreto, el corazón y los pulmones son los órganos que menos tiempo aguantan sin ser trasplantados, como mucho 3 o 4 horas, lo que dificulta mucho el trabajo cuando hay que llevarlos de una punta a otra del país.
Todas estas circunstancias son factores que determinan mucho el trabajo logístico que envuelve el mundo biosanitario y de los trasplantes. Cada minuto cuenta en un traslado de este tipo, y cada decisión puede ser crucial. Por ello es imprescindible conocer muy bien lo que se está haciendo y garantizarse de que cada engranaje de la cadena logística esté a punto. Porque en este caso, la logística puede salvar vidas.
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