Qué vehículos refrigerados utilizar en la logística a temperatura controlada

Hoy en día, una gran cantidad de sectores requieren que sus mercancías sean transportadas en unas determinadas condiciones ambientales y de temperatura. La industria alimentaria, la cosmética, la florícola, la química o la farmacéutica son algunos de esos sectores, ya que sus productos son perecederos o termolábiles (se estropean con determinadas temperaturas), por lo que es imprescindible que no se rompa la cadena del frío durante todo su proceso de distribución.

El transporte de productos perecederos o refrigerados es uno de los retos más delicados en logística, ya que todo el valor de la mercancía depende de que su traslado se haga correctamente. Para asegurar las condiciones óptimas, sin que los productos pierdan calidad o comprometan las seguridad del consumidor, es imprescindible contar con el equipamiento adecuado para mantener la temperatura durante el trayecto..

Por eso existen distintas formas de transporte adaptadas a estas necesidades, con sistemas aislantes o de refrigeración que garanticen dichas condiciones en todo momento, eliminando el excedente de calor que suele aparecer en los medios de transporte convencionales.

Los vehículos refrigerados se encargan, por tanto, de mantener la cadena del frío de los productos que trasladan, desde que salen de los almacenes hasta que llegan a su destino final. Todo ello está regulado por el ATP, el «Acuerdo sobre transportes internacionales de mercancías perecederas y sobre vehículos especiales utilizados en este transporte«, un acuerdo internacional firmado en Ginebra en 1970 para garantizar que los productos lleguen al consumidor en las condiciones higiénicas y de seguridad adecuadas.

¿Qué se necesita para el transporte de mercancía refrigerada?

Entre otros muchos puntos, el ATP especifica los requisitos que deben cumplir los vehículos que trasladan mercancías perecederas, los procedimientos de control para asegurar su cumplimiento y el listado con la temperatura máxima a la que ha de ser transportado cada productos. Dependiendo de las distancias que tenga que recorrer la mercancía, el transporte refrigerado puede producirse por tierra, mar o aire, si bien es cierto que el grueso de esta actividad se lleva a cabo en furgonetas y camiones.

Sea como fuere, los medios de transporte usados para el traslado de mercancías a temperatura controlada deben tener la capacidad de aislar la mercancía de los agentes externos que puedan comprometer la cadena de frío. Esto se consigue con distintos tipos de tecnología, como pueden ser comprensores, condensadores o evaporadores. Los distintos sistemas de refrigeración se clasifican en función de su capacidad de enfriamiento, y estos se combinan con sistemas de ventilación de baja capacidad que permitan que el aire circule por el interior del vehículo para que la temperatura se mantenga estable.

Aunque cada traslado debe adecuarse a las características propias de cada tipo de mercancía, en hay algunas normas que se deben cumplir en todos los casos. El interior de los vehículos debe ser siempre hermético y completamente impermeable, y no puede haber ningún tipo de comunicación entre la carga transportada y la cabina del conductor. Además se recomienda que la mercancía no se deje a nivel del suelo, sino que se deposite en recipientes especiales, puesto que la superficie tiene que permitir que el aire circule por el vehículo.

Además, le ley obliga a que los vehículos que vayan a emplearse para trasladar mercancías de este tipo respondan a una serie de admisiones y homologaciones, que son concedidas por el Ministerio de Industria y renovadas cada seis años. Además se necesita también un certificado autorizado especial remitido por el órgano administrativo y, por supuesto, deben cumplirse con las obligadas ITV y todas las inspecciones que se consideren oportunas.

Tipos de vehículos refrigerados

Dentro del propio ATP se contemplan cuatro unidades especiales para el transporte de mercancías perecederas y termolábiles, clasificadas según la temperatura que deben mantener y las tecnologías que utilizan para ello. De esta forma, podríamos hablar de:

Unidades isotermas

Son vehículos que no enfrían de por sí, sino que mantienen la temperatura estable, impidiendo que se produzca un traspaso de calor entre el exterior y el interior. Para ello, el vehículo isotermo tiene la caja de almacenaje fabricada con materiales aislantes que cubren paredes, suelo, techo y puertas, facilitando que la temperatura se mantenga estable. En este tipo de vehículos es muy importante realizar la carga y descarga de la forma más rápida posible, para no mantener el interior de la caja expuesto a la temperatura exterior durante mucho tiempo.

Unidades refrigerantes

Son vehículos que, además de ir aislados, van dotados de fuentes de frio con hielo o gas que permiten bajar la temperatura en el interior del medio de transporte y mantenerla después siempre que la temperatura exterior no sobrepase los 30 grados.  En función de la temperatura que se mantenga dentro de la caja, se habla de cuatro tipos distintos de vehículos refrigerantes: Clase A (hasta 7ºC), Clase B (hasta -10ºC), Clase C (hasta -20º)  Clase D (hasta 0º).

Unidades frigoríficas

Son vehículos isotérmicos dotados de dispositivos de producción de frío, que pueden ser grupos mecánicos de compresión o máquinas de absorción. Independientemente del sistema empleado, los vehículos frigoríficos pueden reducir la temperatura de la caja y mantenerla estable durante los trayectos. En función de la temperatura que puedan alcanzar, las unidades frigoríficas se clasifican en siete categorías, de la A a la F.

Unidades caloríficas

Son vehículos isotermos que permiten elevar la temperatura de la caja cuando la temperatura exterior es inferior a la que necesitan mantener las mercancías. Los vehículos caloríficos de clase A pueden trabajar a temperaturas exteriores de hasta -10ºC, y los de clase B pueden aguantar hasta -20ºC.

Además, en función de la cantidad de mercancía que se tenga que trasladar podríamos estar hablando desde pequeñas furgonetas de reparto para distancias cortas hasta grandes camiones frigoríficos con toneladas de capacidad.

Los retos en el transporte refrigerado internacional

Sin embargo, en ocasiones la tarea del traslado se complica, cuando hay que transportar productos fugaces como los que estamos mencionando a grandes distancias. En esos casos, los camiones pueden no ser una opción y en ocasiones hay que recurrir al transporte por aire o mar, lo que hace que mantener la cadena del frío sea un reto aún mayor.

Transporte refrigerado aéreo

El transporte aéreo de productos a temperatura controlada tiene un alto riesgo, ya que introduce en la cadena logística muchos puntos críticos que amenazan la estabilidad de la mercancía. Desde la carga en el punto de origen, el tiempo de espera en la pista (muchas veces bajo el sol) y el tiempo que pasa la mercancía en la bodega, cuya temperatura puede oscilar entre -18ºC y +20ºC.

Hay, por tanto, muchas amenazas que comprometen la cadena del frío, por lo que hay que recurrir a un tratamiento especial de la mercancía. Es fundamental planificarlo todo bien y contar con contenedores refrigerados o reefer, que permanecen conectados a la red eléctrica garantizando la temperatura, y suponen una solución eficiente, ya que son capaces de desplazar grandes volúmenes a bajo coste. Según el tipo de producto que haya que mover, el tiempo de vuelo y los tiempos de espera o conexión, se puede recurrir además a contenedores isotérmicos, embalajes aislantes o materiales refrigerantes.

Transporte refrigerado marítimo

El caso del transporte marítimo es muy similar. Los barcos de carga deben estar equipados con contenedores reefer que se adapten a las particularidades de cada mercancía, y que garanticen la temperatura pero que sean capaces también de adaptarse a las condiciones de humedad propia de este medio.

Otras alternativas para el transporte a temperatura controlada

Si bien el uso de medios de transporte refrigerados es la solución más segura y adecuada para trasladar mercancías fugaces, en ocasiones no se cuentan con los medios suficientes para ello, las condiciones geográficas no permiten emplear determinados vehículos o las distancias a recorrer son tan cortas que no merece la pena hacer una inversión en grandes plataformas.

Para esos casos existen otras alternativas como puede ser el uso de contenedores refrigerados. Si el vehículo no cuenta con refrigeración propia, puede almacenarse la mercancía en contenedores que sí la tengan. Aquí podemos estar hablando tanto de cajas isotérmicas que aíslen el producto del exterior o contenedores con sistemas propios de enfriamiento, neveras inteligentes, cajas con acumuladores de frío

En el caso de los contenedores con sistemas de refrigeración complejos, normalmente podemos encontrar dos técnicas:

Refrigeración con hielo seco

Permite alcanzar temperaturas de hasta -78ºC. El frío del contenedor se genera en este caso mediante la sublimación del hielo, es decir mediante su cambio de sólido a gas. El hielo seco es una opción sencilla de usar, y puede obtenerse en bloques de distintos tamaños que van desde los 600 gramos hasta los 10 kilos, por lo que se puede adaptar a todas las necesidades.

Refrigeración con nieve carbónica

El frío también se genera por sublimación, pero en este caso de nieve producida a partir de dióxido de carbono líquido, cuya cantidad también puede adaptarse en función de la mercancía que se vaya a transportar.

Esos sistemas de refrigeración con agentes criogénicos suelen emplearse sobre todo en servicios de entrega directa, en vehículos donde se transportan mercancías a temperaturas distintas o en rutas con muchas paradas donde sea necesario abrir las puertas muy frecuentemente.

Cristina Sanchez

Cristina Sanchez

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